El impulso y la intención son, sin duda, las constantes de la tensa inquietud que rige la obra de la artista Mariah Rodríguez. Su pintura responde, asimismo, a la expresión sin rodeos de sus arrolladores sentimientos.
Oleos de una densidad extrema, medio-figurativa, medio-onírica donde el mensaje del espíritu interviene espontáneamente y de manera determinante en la construcción de la obra. Apenas, si la artista conoce su camino pictórico, una sucesión de impresiones, de rigores para llegar a crear una dinámica de fuerzas que lo componen. |